miércoles, 2 de septiembre de 2009
Kenia - Día 6: Massai Mara - Hells Gate
Nos despertamos pronto para ir hacia el pueblo Massai ya que habría que llegar pronto a Hells Gate si queríamos poder hacer el Safari en bicicleta.
Andamos durante media hora parando para ver algunas cosas curiosas hasta llegar al pueblo.
El pueblo la verdad es que real era... unas casas colocadas en circulo hechas de adobe y en el centro es donde descansaban las vacas durante la noche para que no sufrieran ataques de animales salvajes. La verdad es que se notaba ya que el circulo que formaban las casas tenía una capa de 2 palmos de expesor de pura hez!
Tras hacernos el paripé un rato y ver una casa por dentro decidimos que habíamos hecho el guiri lo suficiente y nos dirigimos hacia Hells Gate.
El viaje fue largo, pero mereció la pena. Hells Gate está cerca del cultivo de rosas más grande del mundo. Es increíble ver cientos de invernaderos a lo largo de muchos kilómetros donde se cultivan todo tipo de flores pero donde destacan las rosas. Llegamos a nuestro hotel donde comimos embutido lleno de hormigas (delicioso...).
Tras la comida cogimos lo imprescindible y nos dirigimos a hells gate (en matatu: es una caravana del estilo de la de los hippies en la que caben 8 personas o 14 personas en África).
Llegamos al parque tras el sablazo del matatu por ser wasungus, pero llegamos con tan solo 2 horas de margen para hacer el recorrido, pero como somos unos valientes decidimos hacerlo.
El camino era de 24 Km con lo que daba tiempo de sobra para hacerlo, así que empezamos. a darle a los pedales. Hells Gate es un parque que no tiene excesivos animales y es por ello por lo que te permiten hacerlo a bici. La verdad es que la experiencia fue buena, por lo menos los primero 8 kilómetros, pero a partir de ahí comenzó lo que siempre recordaré como "La cuesta de la muerte!" Esta cuesta duró 14km. Aunque Gus nos intentaba dar ánimos diciendo... solo quedan 100 metros de cuesta, ánimo... pero nunca era verdad...
Tras mucho sufrir y sudar más que nunca llegamos un poco tarde a la salida, devolvimos la bici y recibimos la mala noticia de que ya no había transporte hasta la carretera principal y teníamos que hacer la ruta a pie.
No hay nada mejor os lo digo que hacer un recorrido de 4km de noche por los alrededores de un parque natural y ver cada 100 metros una señal de " Danger! free animal wild life crossing at night!". Alumbrados con nuestras lamparas de cabeza típicas de exploradores seguimos con ritmo rápido y acongojado hacia adelante, haciendo autostop a todos los coches que pasaban, peor ninguno paraba.... Pudimos ver cruzar pumbas y cervatillos varios, lo cual acojonaba bastante, aunque en nuestras cabezas todavía resonaban las palabras de la chica de la entrada que decian "cuidado que los hipopotamos cruzan desde el río para comer"
Tras caminar más de 2 kilómetros en la oscuridad, un Matatu se paró a recogernos (Aleluya)... nuestras pintas debían ser tan pésimas que los conductores nos preguntaron que si teníamos dinero para pagar los 30 centimos del viaje y les dijimos que si y estabamos salvados... pero lo mejor no había llegado...
Tras avanzar un poco el matatu se paró para recoger a otras personas, nos preguntaron que si nos importaba y les dijimos obviamente que no, que para eso estaba y dijeron a los transeúntes que subieran, pero se les veía dubitativos. El conductor nos dijo que al ver a 8 wasungus (personas blancas) en el coche estaban asustados y no querían subir, lo cual nos pareció bastante gracioso, pero el responsable del matatu empezo a decir... "Spanish, Spanish..." y al oir eso empezaron a subir... que concepto tienen de los españoles? Bueno el viaje continuó y acabamos 20 personas en el matatu cantando y hablando, la verdad es que una cosa bastante divertida.
Llegamos al campamento (la parte de abajo) y nos fuimos directos hacia el restaurante donde comimos pizzas, hamburguesas y cosas calientes que lo necesitabamos y todo ello acompañado de unas buenas Tusker!!!
Tras esto volvimos al campamento subiendo una gran colina y superando las amenazas de un perro que ladraba como el diablo, pero llegamos a nuestras habitaciones (super cutres, las peores de todo el viaje) y dormimos en nuestras camas de piedra hasta el día siguiente que partiriamos hacia el Lago Nakuru.
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